Aquel anciano y sabio estaba en lo cierto cuando enseño a su hijo como saber si una carreta que se oye a lo lejos, viene llena o vacía.
“La carreta llena hace menos ruido que la vacía, hijo”
-fue la sentencia.
Así como las carretas de esta anegdota, hay vidas de servicio, algunas en medio del anonimato y el silencio llenas de fruto para Dios; otras por el contrario ruidosas y vacias.
Es, pues, factible servir o predicar en silencio; en ocaciones con mayor eficacia y resultados que los producidos por un elocuente sermón. Si damos crédito a algunas estadísticas, de cada cien personas con las que tú tengas contacto, en el mejor de los casos, treinta leerían la Biblia alguna vez en su vida; sin embargo, todas las cien podrían leerla en ti.
De vidas silenciosas esta llena la Escritura. Tal es el caso de aquellos héroes anónimos cuyos nombres no están expuestos, que tuvieron en común denominador: dieron buen testimonio de Dios.
Hebreos 11:35-40
Buenas obras, ayudar a los necesitados, orar, ayunar serian indicativo suficiente para mostrarse como “buen cristiano”. N o obstante, basta leer la enseñanza del sermón del monte para darnos cuenta de que esto no es del todo así. Jesús dijo en Mateo 6:1-21.
“No hagan sus buenas obras delante de la gente solo para que los demás lo vean. Si lo hacen así. Su padre que esta en el cielo no les dará ningún premio.
Por eso cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos. Como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con ello ya tienen su premio.
Cuando tu ayudes a los necesitados no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo mas intimo; Mas bien cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto te dará tu premio.
Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con esto ya tienen su premio.
Pero tú cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para demostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa.
Tú cuando ayunes, levanta la cara y arréglate bien, para que la gente no note que estas ayunando. Solamente lo notara tu Padre, que esta en lo oculto, y tu Padre que ve en lo oculto te dará tu recompensa”.
El elemento que le quita validez a todas estas practicas es “el deseo de ser visto y alabada por los hombres”. Eso quiere decir que nadie tiene que ver esta actitud con aquella, esta si aprobado por Dios, de mostrar buenas obras con el propósito de glorificarle solo a El.
Adquiere sentido, entonces, la premisa de “Hablar con Dios y servir en silencio”, como una invitación a mantener la comunión con El y servirle, teniendo como única razón e intención darle gloria y hacer que otros le conozcan como el único Dios y salvador.
Esta es una vida de comunión y servicio sin ruidos o interferencias. De ahí la solemne declaración:
A si alumbre nuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos. Mateo 5:16
Fernando López
1 ir Vicepresidente IPUC
Tomado de Revista Heraldo de la verdad Vol. 158/Año 57-Julio 2012. IPUC Colombia
Tomado de Revista Heraldo de la verdad Vol. 158/Año 57-Julio 2012. IPUC Colombia
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