Aquel anciano y sabio
estaba en lo cierto cuando enseño a su hijo como saber si una carreta que se
oye a lo lejos, viene llena o vacía.
“La carreta llena hace menos ruido
que la vacía, hijo”
-fue la sentencia.
Así como las carretas de esta
anegdota, hay vidas de servicio, algunas en medio del anonimato y el silencio
llenas de fruto para Dios; otras por el contrario ruidosas y vacías.
Es, pues, factible servir o predicar
en silencio; en ocasiones con mayor eficacia y resultados que los producidos
por un elocuente sermón. Si damos crédito a algunas estadísticas, de cada cien
personas con las que tú tengas contacto, en el mejor de los casos, treinta
leerían la Biblia alguna vez en su vida; sin embargo, todas las cien podrían
leerla en ti.
Tomado de Revista Heraldo de la verdad Vol. 158/Año 57-Julio 2012. IPUC Colombia
Tomado de Revista Heraldo de la verdad Vol. 158/Año 57-Julio 2012. IPUC Colombia
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